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martes, 6 de mayo de 2025

Devocional mayo 6/2025

ANA ORÓ

El deseo de traer hijos al mundo y de criarlos es normal. Quizás este anhelo es más fuerte en la mujer.  En Israel en la antigüedad, la necesidad de una inmortalidad terrenal se veía cumplida en los hijos, especialmente los varones. Era una verdadera vergüenza para una mujer desilusionar a su marido no dándole hijos.  1 Samuel 1:5-8: "Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. [6] Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos. Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. [8] Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?" (1 Samuel 1:7-9). El marido de Ana la amaba a pesar de su incapacidad de tenerlos, ella deseaba  aún más darle un hijo. Ana debe haber orado muchas veces antes de la oración referida en el relato de su visita al templo. Ella practicó lo que dice la Palabra del Señor en Filipenses 4: 6,7. "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. [7] Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." "Por nada estéis afanosos" es un mandamiento, no es una opción. No tomarlo en cuenta es una intrusión hacia el área que le corresponde solamente a Dios, nos hace el padre de la casa en lugar de ser hijos.  Pablo escribió "toda oración". No hay algunas áreas de nuestras vidas que no le importen a Dios. La oración y el ruego son similares, pero distintos. La oración es una palabra más amplia la cual puede significar toda nuestra comunicación con Dios, pero el ruego es el pedirle directamente a Dios que haga algo. Muchas de nuestras oraciones no son contestadas porque no le pedimos a Dios nada. Aquí Dios nos invita a que simplemente sean conocidas nuestras oraciones. Él quiere saber, aunque ya conoce nuestras peticiones, aún antes de que oremos por ellas; pero  por lo regular va a esperar por nuestra participación a través de la oración antes de conceder ese deseo que nosotros pedimos.

Lee y Medita: Fipenses 4:4-9. Responde las siguientes preguntas:

- ¿Cuál es la idea central del pasaje?

- ¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?

- ¿Hay un mandato o promesa para mí?

- ¿Hay pecados que tengo que abandonar?

- ¿Qué compromisos me pide Dios hacer?

- ¿Hay ejemplos que debo seguir?

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