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sábado, 29 de noviembre de 2025

Devocional noviembre 29/2025

Hoy nos encontramos con la historia de Bartimeo, el ciego que mendigaba en un camino y fue sanado por el Señor: 

"Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino." (Marcos 10:46-52)

El ciego Bartimeo no tenía mucho tacto, pero si tenía persistencia y determinación. Las personas intentaban callarlo, pero no pudieron porque él en realidad quería un toque de parte del Señor Jesús. La persistencia y naturaleza enérgica de la oración de Bartimeo es un buen ejemplo de oración. Él no fue desanimado debido a que nadie lo condujo a Jesús. Aquellos que le dijeron que se mantuviera alejado no pudieron desanimarlo.

“Toma las puertas del cielo y sacúdelas con vehemencia, como si las sacaras o derribaras barra a barra. De pie en la puerta de la Misericordia, toca y toca y toca de nuevo, como si sacudieras las mismas esferas, pero para que obtengas respuesta a tu clamor. ‘El reino del cielo sufre violencia, y los violentos son los que lo poseen.’ Oraciones frías jamás se ganan el oído de Dios. Ponte de rodillas con todas tus fuerzas, si quieres lanzar las flechas lo más alto que puedas al cielo.” (Spurgeon)

"¡Ten misericordia de mí!" El hombre ciego sabía lo que él necesitaba de Jesús – misericordia. Él no vino pensando que Dios le debía. Todo lo que quería de Jesús era misericordia.

Leer y meditar:  Marcos 10:46-52. Responda las siguientes preguntas:

-¿Cuál es la idea central del pasaje?

-¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?

- ¿Existe un mandato o promesa para mí?

-¿Hay pecados que tengo que abandonar?

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