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jueves, 4 de diciembre de 2025

Devocional diciembre 4/2025

Hoy continuamos leyendo y meditando en Marcos capítulo 11, versículos 20-26: "Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. 21Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. 22Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. 23Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 24Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. 25Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas."

A lo largo del Antiguo Testamento, Dios se había referido a su pueblo Israel bajo el símil de una higuera. (Os 9:10) "Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres..." El profeta Jeremías tuvo una visión en la que vio dos cestos, uno lleno de higos buenos como brevas, y otro de higos malos que no se podían comer. Unos simbolizaban al pueblo de Judá que había sido deportado por Nabucodonosor a Babilonia pero que habían permanecido fieles a Dios, y los otros, al resto que había quedado en Jerusalén con el rey Sedequías, pero que se habían apartado de la voluntad de Dios (Jer 24:1-10, 29:17). De hecho, lo que el Señor Jesús hizo con la higuera del camino a Jerusalén era lo mismo que el profeta Jeremías había anunciado que Dios haría con su pueblo Israel: "Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos." (Jer 8:13).

Por lo tanto, la maldición de Jesús a la higuera, debemos entenderla como un símbolo del juicio de Dios contra su pueblo Israel. El pueblo de Israel tenía que estar vigilante y dar frutos en el tiempo de la visita de Dios. Pero también nosotros, la Iglesia, debemos tomar en serio esta advertencia. El Señor Jesucristo puede venir en cualquier momento, de una forma inesperada, y lo que él va a buscar es nuestro fruto. 

Leer y meditar:  Marcos 11:20-26. Responda las siguientes preguntas:

-¿Cuál es la idea central del pasaje?

-¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?

- ¿Existe un mandato o promesa para mí?

-¿Hay pecados que tengo que abandonar?

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