ANA ORÓ AUNQUE FUE IMPORTUNADA
Penina se burló tanto de Ana que le creó un verdadero problema. Ella sin embargo, se resistió a amargarse; desarrolló una vida profunda de oración. El sacerdote Elí acusó a Ana de estar ebria. Ella contestó con mansedumbre, le dijo que había derramado su alma delante de Jehová.
"Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste." (1 Samuel 1:15-18). Ana no aceptó la acusación de Elí, pero no respondió con un tono altivo o arrogante. Ella dio explicaciones, pero lo hizo recordando que él era su sumo sacerdote. Había derramado su alma delante de Jehová: En vez de mantener la amargura del alma y la angustia en su corazón, derramó su alma delante de Jehová. Elí le dijo: "El Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho": Elí pudo haber dicho esto solo como un deseo amable; pero en realidad fue palabra de Jehová. El cambio en el semblante de Ana muestra que ella recibió la promesa con fe, algo necesario si hemos de recibir las promesas de Dios (Hebreos 6:12). Aprendemos de Ana cómo podemos recuperar el gozo de la comunión en la casa de Jehová otra vez: derramando nuestro corazón delante de Jehová y recibiendo su palabra con fe.
Lee y Medita: 1 Samuel 1:15-18. Responde las siguientes preguntas:
- ¿Cuál es la idea central del pasaje?
- ¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?
- ¿Hay un mandato o promesa para mí?
- ¿Hay pecados que tengo que abandonar?
- ¿Qué compromisos me pide Dios hacer?
- ¿Hay ejemplos que debo seguir?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario