martes, 8 de julio de 2025

Devocional julio 8/2025

 


Avanzamos en nuestra serie "Reconectados". Estamos estudiando sobre la necesidad de nuestras familias de recibir la bendición de Dios.

Uno de los ejemplos de la importancia de buscar y pedir la bendición de Dios, es la oración de Jacob en Génesis capítulo 32:9-12: "Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud." Después de reaccionar con temor e incredulidad, Jacob hizo lo correcto. Fue ante el Señor y oró con fe, acción de gracias, y usando la Palabra de Dios.

«Dependa de ello, le resultará difícil a cualquier hombre luchar contra un hombre de oración». (Spurgeon).

 La oración de Jacob contenía la Palabra de Dios (lo que Dios había dicho en Génesis 31:3). También repitió la promesa de Dios: «Yo te haré bien» (recordando lo que Dios le dijo en Génesis 28:13-15).

Muchas de nuestras oraciones no alcanzan lo que pudieran porque no contienen la Palabra de Dios. Con frecuencia no contienen la Palabra de Dios porque hay muy poco de la Palabra de Dios en nosotros. 

«Amado, te digo, una y otra vez, estudia mucho las promesas de la Palabra de Dios. Tenlas en los extremos de tus dedos. Recuerda las cosas que Dios les ha dicho a los hombres, y cuándo se las ha dicho, y a qué hombres se las ha dicho, y descubre por este medio hasta qué punto te las ha dicho a ti». (Spurgeon)

«Cuando Dios da una promesa, la cumple, es como si le otorgara poder a aquellos que saben implorar la promesa. Cada promesa es una gran fuerza dada al hombre que tiene fe […]». (Spurgeon).

Sigamos el ejemplo de Jabes y Jacob: oremos, busquemos al Señor, clamamos a Él basados en Sus promesas. Sus promesas fortalecen y son el fundamento adecuado para nuestra fe y nos conducen a recibir y disfrutar de la bendición de nuestro amado Señor.

Leer y meditar:  Génesis 32:9-12. Responda las siguientes preguntas:

-¿Cuál es la idea central del pasaje?

-¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?

-¿Existe un mandato o promesa para mí?

-¿Hay pecados que tengo que abandonar?

-¿Qué compromisos me pide Dios hacer?

-¿Existen ejemplos que debo seguir


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