Principios y convicciones son dos elementos esenciales que los padres debemos desarrollar para ser efectivos en nuestra tarea de criar hijos.
Necesitamos comenzar por "quitar de entre nosotros los dioses" (ídolos), lo que quiere decir, desechar aquello que es contrario a la verdad de Dios, todo lo que pretenda o pueda llegar a tomar el lugar de Él en nuestra vida. Necesitamos "servir a Jehová", lo que significa que no seamos únicamente creyentes o que profesemos una religión; sino, mucho más y muy diferente a eso: una genuina relación con el único Dios verdadero, aceptando al Señor Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, abriéndole las puertas de nuestro corazón y entregándole nuestras vidas para que las gobierne. Implica una elección, una decisión, como dice allí en el libro de Josué: "escogeos hoy a quién sirváis", y es que es excluyente: no podemos pretender ser cristianos y al mismo tiempo vivir según anti valores opuestos a los principios que enseñó y practicó el Señor Jesús.
Bueno, es tener en primer lugar, convicciones sobre lo importante que es la vida, qué significa realmente el éxito. En segundo lugar, convicciones sobre el carácter y los compromisos. En tercer lugar, convicciones sobre qué significa ser padre o madre, qué significa ser esposa o esposo (según el caso), qué significa ser seres humanos con integridad.
Sobre la integridad, por ejemplo, en esa antigua y extraordinaria colección de declaraciones de sabiduría, como es el libro de Proverbios escrito por el rey Salomón, en el capítulo 20 versículo 7, dice: "Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él". Y es que la integridad tiene que practicarse paso a paso, es un estilo de vida.
Recordemos que nuestros hijos no van a seguir valores que declaremos o de los que hablemos; van a seguir los valores que practiquemos. Así que, nuestro ejemplo, nuestra manera de vivir, será lo que terminarán asumiendo como sus propios valores, de manera consciente o de manera inconsciente. Esos serán los valores que pasarán a la siguiente generación.
Ricardo Millán
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