FRUTO INTERNO (segunda parte)
En nuestro devocional de ayer hablamos del fruto del Espíritu, y de que el fruto del Espíritu es resultado de ser llenos de Él, como dice Efesios 5:18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.” ¿Y cómo podemos ser llenos del Espíritu Santo? ¿Qué significa ser lleno del Espíritu Santo y cómo andar o caminar en el Espíritu? Significa ser guiado, capacitado, controlado y dirigido por el Espíritu Santo. Piensa por un momento: ¿Cómo sería tu vida en todo lo que haces, familia, trabajo, servicio de Dios, en todas las cosas? ¿Cómo sería la vida si vivieras siempre, paso a paso así; dirigido, controlado, capacitado por el Espíritu Santo. Para que sea bien gráfico y sencillo, viviríamos como el Señor Jesús vivió. Él vivió siempre lleno del Espíritu, no hizo uso de su divinidad. Dice que se despojó, no dejó de ser Dios, pero no hizo uso de su poder de Dios (Filipenses 2:5-8).
Algo muy importante que necesitamos entender, es que para poder vivir en El Espíritu necesitamos llegar a algo tremendo, pero a la vez muy hermoso, que se llama entrega total. Es lo que dice Romanos 12:1: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Cuando dice “presentéis vuestros cuerpos”, la palabra cuerpo significa vuestro ser, no solamente nuestra área física.
Conectado con la idea de un sacrificio vivo, esto nos da a pensar en el servicio sacerdotal. Hablando espiritualmente, nuestros cuerpos son traídos al altar de Dios. Es mejor ver el cuerpo aquí como una referencia a todo nuestro ser. Lo que sea que digamos acerca de nuestro espíritu, alma, carne y mente, sabemos que cada uno vive en nuestros cuerpos. Cuando entregamos el cuerpo a Dios, el alma y el espíritu van con él. “Presentéis vuestros cuerpos” significa que Dios te quiere a ti, no solo tu trabajo. Puedes hacer todo tipo de trabajo para Dios, pero nunca ofrecerte a ti mismo. La apelación previa a la voluntad (os ruego) significa que la voluntad debe ser maestro sobre el cuerpo. La manera de pensar de nuestra edad dice que nuestro cuerpo debe decirle a la voluntad qué hacer; pero la Biblia dice que nuestra voluntad debe traer al cuerpo como un sacrificio vivo a Dios. El cuerpo es un siervo maravilloso, pero un amo terrible. Manteniéndolo en el altar de Dios como un sacrificio vivo mantiene al cuerpo donde debe estar (Enduring Word).
Leer y meditar: (Romanos 12:1-3) Responda las siguientes preguntas:
-¿Cuál es la idea central del pasaje?
-¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?
-¿Existe un mandato o promesa para mí?
-¿Hay pecados que tengo que abandonar?
-¿Qué compromisos me pide Dios hacer?
-¿Existen ejemplos que debo seguir?
Dios no quiere simplemente nuestro servicio, quiere todo nuestro ser. Ser llenos del Espíritu significa vivir como Jesús vivió: en dependencia, obediencia y entrega total. No se trata solo de sentir algo espiritual, sino de caminar cada día rendidos a Su voluntad.
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