En los versículos 39–40 de Marcos 4 vemos la autoridad del Señor Jesús al calmar el caos con una palabra. Dice que reprendió al viento y dijo al mar: “¡Calla, enmudece!”. En griego: “Siōpa, pephimōso” — literalmente “¡Silencio! ¡Sé amordazado!”. Es el mismo verbo que usó para reprender demonios (Marcos 1:25). Esto sugiere que detrás del caos natural también hubo un componente espiritual.
El Señor no oró pidiendo ayuda; actuó como Dios, ordenando a la creación que se sometiera. Aquí se reveló su identidad divina. "Tú tienes dominio sobre la braveza del mar; Cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas." (Salmos 89:9). "¿Quién encerró con puertas el mar, Cuando se derramaba saliéndose de su seno, Cuando puse yo nubes por vestidura suya, Y por su faja oscuridad, Y establecí sobre él mi decreto, Le puse puertas y cerrojo, Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, Y ahí parará el orgullo de tus olas?" (Job 38:8-11).
Leer y meditar: Marcos 4:39-40. Responda las siguientes preguntas:
-¿Cuál es la idea central del pasaje?
-¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?
- ¿Existe un mandato o promesa para mí?
-¿Hay pecados que tengo que abandonar?
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