viernes, 30 de mayo de 2025

Devocional mayo 30/2025

 


Uno de los ejemplos más hermosos de la manera como el Señor interviene sanando y restaurando para que volvamos a dar fruto, lo encontramos en Juan capítulo 21. "Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada. Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar." (S. Juan 21:1-7).

Los discípulos estaban frustrados, cansados y confundidos por la muerte del Señor. Indudablemente en ellos había una mescla de emociones muy fuertes. Volvieron al mar a pescar y no lograron ningún resultado, como en aquella ocasión cuando el Señor llamó a Pedro, Andrés, Jacobo y Juan. 

“Durante toda la noche habían trabajado sin ver señales de peces; habían perdido la esperanza; estaban agotados, sin esperanza. ‘¡Ah!’ susurraban, ‘este lago tristemente ha cambiado, solía haber buenos peces aquí. No parece haber ninguno ahora.’” (Morrison)

“Para ser un pescador, un hombre debía esperar muchas decepciones; con frecuencia debía arrojar la red y no atrapar más que malas hierbas. El ministro de Cristo debe considerar que será decepcionado; y no debe cansarse de hacer el bien por todas sus decepciones, sino que la fe debe continuar en oración y labor, esperando que al final recibirá su recompensa.” (Spurgeon).

Entonces el Señor llegó y repitió el milagro de la pesca milagrosa, como en aquella ocasión. Es maravilloso pensar que el Señor Jesús se apareció en su trabajo. Él estaba interesado en cada aspecto de su vida, no solo cuando se trataba de asuntos ministeriales. “El Redentor y Gobernante resucitado le estaba mostrando a sus hombres su interés y poder en las áreas comunes de sus vidas.” (Morgan).

Leer y meditar: Juan 21:1-14. Responda las siguientes preguntas:

-¿Cuál es la idea central del pasaje?

-¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?

-¿Existe un mandato o promesa para mí?

-¿Hay pecados que tengo que abandonar?

-¿Qué compromisos me pide Dios hacer?

-¿Existen ejemplos que debo seguir?

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