DAR FRUTO PARA DIOS
Juan 15:4. En el ejemplo de la vid, el permanecer se produce en el lugar donde el pámpano (rama) se une a la planta. Mientras mayor sea nuestra conexión con el Señor, más recibiremos de su poder y presencia, y vamos a producir más fruto para Él.
Dice Colosenses 1:5,6: “…la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad”.
El fruto es el resultado del fluir de la Vida de Dios en nosotros. En el plano de lo natural, la sabia en un árbol es lo que hace que se produzcan frutos, la sabia es la vida, y si la sabia no irriga una planta, nunca habrá frutos.
La Vida de Dios, la recibimos el día que creímos en el Señor Jesús como nuestro Salvador. 1 Corintios 12:13: “…a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. “...Dios no da el Espíritu por medida” (Juan 3:34).
Leer y meditar: Colosenses 1:3-14. Responda las siguientes preguntas:
-¿Cuál es la idea central del pasaje?
-¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?
-¿Existe un mandato o promesa para mí?
-¿Hay pecados que tengo que abandonar?
-¿Qué compromisos me pide Dios hacer?
-¿Existen ejemplos que debo seguir?
bien
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