Cuando el Señor nos llama a mayores desafíos en Su obra, cuando entendemos que es tiempo de que Él "ensanche nuestro territorio"; nuestros primeros pensamientos son los impedimentos, nuestras deficiencias o carencias de habilidad, dinero, valor, oportunidades, etc. Pero debemos entender y recordar que a medida que Dios aumenta nuestras oportunidades para servirle, también aumenta nuestras capacidades y nuestros recursos de forma sobrenatural.
Un buen ejemplo es la manera como el Señor aumentó las capacidades, los recursos y la sabiduría de José cuando llegó el tiempo para que fuera ensanchado su territorio, hasta llegar a ser el segundo en el gobierno del imperio Egipcio, y el elegido por Dios para traer salvación al mundo entero, en la difícil crisis de los siete años de vacas flacas que vendrían luego de la gran abundancia de los siete años de vacas gordas. Para llegar a este punto José necesitó pasar por trece largos y difíciles años de entrenamiento a través de aflicciones y dificultades. Pero en ese proceso el Señor nunca lo abandonó, lo sostuvo, lo fortaleció, y encaminó todo para bien, como dice Génesis 50:20: "Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente."
Leer y meditar: Génesis 41:37-44. Responda las siguientes preguntas:
-¿Cuál es la idea central del pasaje?
-¿Qué me enseña acerca de Dios y mi relación con Él?
- ¿Existe un mandato o promesa para mí?
-¿Hay pecados que tengo que abandonar?
Como José, tal vez estoy en una temporada donde el proceso parece largo y difícil, pero no es un castigo: es entrenamiento. Dios está forjando en mí sabiduría, humildad y carácter, porque el lugar al que me quiere llevar no se sostiene solo con dones, sino con dependencia de Él.
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